La mayoría de nuestras ciudades se han convertido en
modelos de crecimiento insostenible donde los recursos no alcanzan; escenarios
de alta confrontación y baja convivencia, deficiente visión gubernamental y
tibia participación ciudadana. El traje le queda a la Ciudad de México, Guadalajara,
Monterrey y demás ciudades en el país que pretenden ordenar su crecimiento.
En el libro “La Biología de la Transformación”, Lipton
y Bhaerman sostienen la tesis de la epigenética, un cambio de paradigmas en la
forma en que vemos la vida. Para ellos, no hay tal cosa como un determinismo
genético, es decir, el accionar celular y de los genes dependen de la
información exterior (campo de influencia) y no de la información interior
(contenida en el ADN). En otras palabras, el contexto transforma los genes,
estos a las células y así sucesivamente en la cadena sistémica del organismo (y
no hay tal cosa como enfermedades hereditarias sino la creencia de que son
enfermedades hereditarias).
Considerando que las ciudades son sistemas
(complejos), veo un paralelismo enorme con la posibilidad de hablar de la
biología de la transformación de las ciudades, donde el contexto induce la
conducta de los habitantes. (¿Vivir en una “zona creativa” fomenta mi creatividad?,
no por definición, sí por inducción) No soy urbanista, supongo que éste es uno
de los principios de esta gran disciplina de la arquitectura. También pienso en
la geometría fractal, rama de las matemáticas que explica patrones en la
naturaleza (así como es en la célula, es en la ciudad). Es fundamental ver que
lo que es bueno para uno es bueno para todos y lo que perjudica a unos
perjudica a todos.
Como las ciudades no pueden ordenarse por decreto,
dada su complejidad sistémica, una solución es “pactar con el sistema”,
entender las fuerzas rectoras y crear incentivos para que se autoregulen. A
este punto quería llegar para hablar de las Zonas de Desarrollo Económico y
Social, ZODES, un concepto que está impulsando el Gobierno Capitalino a través
de la paraestatal Calidad de Vida, que dirige Simón Levy (aclaro conflicto de
interés, tengo el honor de ser miembro del Consejo Ciudadano de Calidad de
Vida).
El tema ZODES es relevante para cualquier ciudad. Implica
una nueva visión de política urbana que reintegra los componentes de una zona, la
dota de movilidad inteligente, mejora el transporte público, redensifica su
población, amplía la infraestructura y aprovecha la aportación de valores
tangibles e intangibles del gobierno y la ciudadanía (importante: no depende
del dinero público).
Al mejorar espacios, las ZODES promueven un “contagio”
de efectos positivos, donde se piense en otros términos: de capitalismo
inmobiliario voraz a urbanismo humano con rectoría del estado (y alta
participación ciudadana y de la academia), de pesos a necesidades humanas, de
metros cuadrados a momentos de vida.
Existen notables ejemplos de transformación y
regeneración urbana, zonas que estaban perdidas y ahora son fuente de calidad
de vida y desarrollo económico y social para sus habitantes, Gas Lamp, en San
Diego, High Line, en Manhattan. Sanear el contexto produce beneficios. Las ZODES
van más allá, reconocen el vocacionamiento o “tema dominante” de una zona, y lo
explotan para convertirlo en un eje de desarrollo que no sólo consume recursos
sino que los produce.
Las ZODES implican beneficios medibles de “Plusvalía social”:
atraer inversión nacional y extranjera, desarrollar capital humano, generar
empleos, promover el turismo, elevar el patrimonio público y privado, mejorar
la infraestructura y la convivencia.
Las ZODES rompen paradigmas, con los pies en la
tierra; son la forma intervenir la ciudad, de “hacer ciudad”, para un mejor
futuro (tal vez el único). Sé que para muchos suena utópico, de la misma manera
en que se piensa que la epigenética sea una fuente de transformación y que
nuestra biología depende de lo que decidimos creer y crear. Alguna vez un
hombre fue excomulgado por decir que la tierra no era el centro del universo. Pensemos
en un cambio posible, evocando al capitán Picard en la serie Star Trek, “todo
es imposible, hasta que deja de serlo”.
Nunca una ficción me provocó tanta realidad.
Publicado en El Norte, Mural, y Reforma, el 25 de Agosto de 2013