Translate

domingo, 25 de agosto de 2013

ZODES: ciudad con futuro

La mayoría de nuestras ciudades se han convertido en modelos de crecimiento insostenible donde los recursos no alcanzan; escenarios de alta confrontación y baja convivencia, deficiente visión gubernamental y tibia participación ciudadana. El traje le queda a la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y demás ciudades en el país que pretenden ordenar su crecimiento. 

En el libro “La Biología de la Transformación”, Lipton y Bhaerman sostienen la tesis de la epigenética, un cambio de paradigmas en la forma en que vemos la vida. Para ellos, no hay tal cosa como un determinismo genético, es decir, el accionar celular y de los genes dependen de la información exterior (campo de influencia) y no de la información interior (contenida en el ADN). En otras palabras, el contexto transforma los genes, estos a las células y así sucesivamente en la cadena sistémica del organismo (y no hay tal cosa como enfermedades hereditarias sino la creencia de que son enfermedades hereditarias).

Considerando que las ciudades son sistemas (complejos), veo un paralelismo enorme con la posibilidad de hablar de la biología de la transformación de las ciudades, donde el contexto induce la conducta de los habitantes. (¿Vivir en una “zona creativa” fomenta mi creatividad?, no por definición, sí por inducción) No soy urbanista, supongo que éste es uno de los principios de esta gran disciplina de la arquitectura. También pienso en la geometría fractal, rama de las matemáticas que explica patrones en la naturaleza (así como es en la célula, es en la ciudad). Es fundamental ver que lo que es bueno para uno es bueno para todos y lo que perjudica a unos perjudica a todos.

Como las ciudades no pueden ordenarse por decreto, dada su complejidad sistémica, una solución es “pactar con el sistema”, entender las fuerzas rectoras y crear incentivos para que se autoregulen. A este punto quería llegar para hablar de las Zonas de Desarrollo Económico y Social, ZODES, un concepto que está impulsando el Gobierno Capitalino a través de la paraestatal Calidad de Vida, que dirige Simón Levy (aclaro conflicto de interés, tengo el honor de ser miembro del Consejo Ciudadano de Calidad de Vida).

El tema ZODES es relevante para cualquier ciudad. Implica una nueva visión de política urbana que reintegra los componentes de una zona, la dota de movilidad inteligente, mejora el transporte público, redensifica su población, amplía la infraestructura y aprovecha la aportación de valores tangibles e intangibles del gobierno y la ciudadanía (importante: no depende del dinero público).

Al mejorar espacios, las ZODES promueven un “contagio” de efectos positivos, donde se piense en otros términos: de capitalismo inmobiliario voraz a urbanismo humano con rectoría del estado (y alta participación ciudadana y de la academia), de pesos a necesidades humanas, de metros cuadrados a momentos de vida.

Existen notables ejemplos de transformación y regeneración urbana, zonas que estaban perdidas y ahora son fuente de calidad de vida y desarrollo económico y social para sus habitantes, Gas Lamp, en San Diego, High Line, en Manhattan. Sanear el contexto produce beneficios. Las ZODES van más allá, reconocen el vocacionamiento o “tema dominante” de una zona, y lo explotan para convertirlo en un eje de desarrollo que no sólo consume recursos sino que los produce.

Las ZODES implican beneficios medibles de “Plusvalía social”: atraer inversión nacional y extranjera, desarrollar capital humano, generar empleos, promover el turismo, elevar el patrimonio público y privado, mejorar la infraestructura y la convivencia.

Las ZODES rompen paradigmas, con los pies en la tierra; son la forma intervenir la ciudad, de “hacer ciudad”, para un mejor futuro (tal vez el único). Sé que para muchos suena utópico, de la misma manera en que se piensa que la epigenética sea una fuente de transformación y que nuestra biología depende de lo que decidimos creer y crear. Alguna vez un hombre fue excomulgado por decir que la tierra no era el centro del universo. Pensemos en un cambio posible, evocando al capitán Picard en la serie Star Trek, “todo es imposible, hasta que deja de serlo”.


Nunca una ficción me provocó tanta realidad.

Publicado en El Norte, Mural, y Reforma, el 25 de Agosto de 2013