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martes, 7 de marzo de 2017

¿Oveja o lobo?

Durante su primera comparecencia ante el Congreso, el presidente Trump dio, para algunos, destellos de una moderación inédita. Uno de los temas que más llamaron la atención fue la "migración meritocrática", una política para que el sistema norteamericano admita sólo a los mejores. ¿Descubre Trump el hilo negro?

Desde los primeros migrantes al territorio que hoy es Estados Unidos, empezando por quienes cruzaron por el estrecho de Bering hace miles de años, luego los vikingos y los primeros europeos que colonizaron Norteamérica, hasta los actuales migrantes, todos lo han hecho en base a meritocracia. Todos, incluyendo los migrantes mexicanos (legales e ilegales), han hecho los méritos para estar en EU. Dice el diccionario de la RAE sobre mérito: "1.- Acción que hace al hombre digno de premio o de castigo. 2.- Resultado de las buenas acciones que hacen digna de aprecio a una persona. 3.- Aquello que hace que tengan valor las cosas". La meritocracia es relativa, no absoluta. Su aplicación y las consecuencias que deriven de ella dependen de cuáles son los méritos que se van a premiar. El cirujano en jefe de un hospital y el lugarteniente de un capo están ahí por méritos.

Sin menoscabo de que la migración ilegal es eso, ilegal, los mexicanos que han logrado conseguir trabajo en EU cumplen una de las entrevistas de trabajo más duras del mundo. Abandonan sus familias, exponen su vida en el techo de un tren, están a merced de policías y traficantes de personas, inclemencias del clima, la rudeza del desierto, el idioma y las costumbres extrañas. Quienes llegan al puesto, a diferencia de la percepción errónea que tienen muchos norteamericanos, son nuestra mejor gente en términos de fortaleza, dedicación, perseverancia, sin duda méritos para un trabajo que además implica salarios bajos, lo cual per se constituye otro mérito: aceptan esa paga. ¿Se necesitan más referencias?

Falta saber cuáles serán los méritos que Trump contempla. Ya mencionó que un requisito mínimo será que los migrantes se puedan mantener a sí mismos y que respeten las leyes de EU. Quizá para el hombre que dispara tuits como revólver del viejo oeste, esto sea novedoso, para mí no. Cuando viví legalmente en EU tuve que cumplir una serie de requisitos (méritos) y hacer ciertas comprobaciones. Cuando he solicitado una visa de turista también me exigen ciertos méritos (arraigo en mi país, solvencia económica y moral). Y por si fuera poco, en el cruce fronterizo le piden a uno más méritos (boleto de regreso, reservación del hotel, etcétera). ¿Dónde está lo novedoso de la meritocracia de la que se ufana Trump?

El científico norteamericano de ascendencia asiática Michio Kaku ha revelado un arma secreta de EU. Al referirse al progreso y liderazgo científicos que tiene EU en muchas áreas, dijo que ese país tiene uno de los peores sistemas educativos para la ciencia. Se pregunta: "¿cómo es posible que el sistema científico norteamericano no colapse si estamos produciendo generaciones de dummies y si el índice de estupidez de EU aumenta cada año (tan sólo vean la programación de la tv y sus reality shows)?". Esa debacle no se ha dado, dice Kaku, por el arma secreta gringa: la H1B. Sin ella "No habría Google, ni Silicon Valley", argumenta, y luego explica qué es la H1B: la "visa de los genios". Una visa para trabajadores no inmigrantes, que destacan por sus conocimientos y habilidades técnicas. Esta migración de talento ha permitido mejorar el nivel científico del país (50% de los aspirantes a doctorado en EU son migrantes). Lo mismo ha sucedido (en productividad agropecuaria, manufactura y servicios) gracias al talento y competitividad de la mano de obra mexicana en EU, aunque no se reconozca. Quedarse sin este talento no será fácil para EU. Así se explica una "migración meritocrática".

La meritocracia debería castigar y premiar conductas, no razas. Generalizar conductas criminales con razas es miope y perverso. Y no es nuevo. En 1911 la Comisión Dillingham dijo que los mexicanos éramos indeseables como ciudadanos de EU.

¿Es genuino el rostro de la oveja? Creo (a menos de evidencia en contrario) que detrás del traje lanoso y las pezuñas tiernas, hay pelos grises, erizados y garras contundentes.

Con perdón de los lobos.


Mitos y migraciones

Un pequeño lugar del planeta confirma la tesis del historiador israelí Yuval Noah Harari: el dominio de los sapiens sobre el mundo se debe a la capacidad de cooperar de maneras muy flexibles con los extraños. Se trata de un poblado con algo más de diez mil habitantes pero con una población adicional que la supera en número; se estima que hay más de veinticinco mil "extraños", seres que no son una amenaza sino un recurso. Este lugar, donde la migración es bienvenida, es quizá el mejor ejemplo de convivencia entre las tres naciones que forman el TLCAN.

Ajijic, una de las muchas poblaciones en la ribera del lago de Chapala, ve caminar por sus estrechas calles de piedra a mexicanos, gringos y canadienses. Los nuestros, además de sus formas tradicionales de ganarse la vida, han desarrollado diversos negocios para satisfacer la demanda de los extranjeros, básicamente adultos mayores retirados, que han encontrado en el pueblo grandes ventajas sobre sus países de origen: un más bajo costo de vida, un envidiable clima y bardas coloridas que funcionan mejor que los antidepresivos y los ansiolíticos.

Tal vez lo que sucede en Ajijic es único. Aunque en EU hay muchas ciudades con gran cantidad de mexicanos, no se da ni el nivel de integración cultural ni la presencia de las tres nacionalidades. Sería iluso pensar en Ajijic como modelo de convivencia para toda Norteamérica; aquí no hay una competencia por recursos, existe un complemento entre locales y migrantes. No conozco a fondo los cajones de esa convivencia, seguramente tienen sus problemillas, pero está claro que entre todos han construido una relación armónica y estable, plagada de momentos cotidianos donde unos intentan hablar inglés y otros español, y la sonrisa los une; también ciertas ficciones y realidades.

Para Harari, "cualquier cooperación humana a gran escala (ya sea un Estado moderno, una iglesia medieval, una ciudad antigua o una tribu arcaica) está establecida sobre mitos comunes que sólo existen en la imaginación colectiva de la gente". Estos mitos son necesarios porque a través de ellos fluye la narrativa que cohesiona motivos y crea identidad. También es fuente de esperanza. Las sociedades que logran un buen balance entre mitología y la realidad son más estables. En Ajijic compruebo que una buena realidad requiere una buena ficción.

Por obra de la casualidad, que nunca es infrecuente por las noches en las callejuelas de los pueblos, a mi esposa y a mí nos sedujeron las notas de un jazz de gran manufactura. Entramos a una casona. Flanqueado por un árbol de mango y varios metates viejos, un patio era el escenario para que un terceto de jóvenes mexicanos deleitara a locales y extranjeros. Entre velas y penumbras, mi curiosidad (elevada a la potencia de mi esposa) me llevó a conocer a Dionicio Morales, dueño de la finca, pintor y autor del libro Santos Rico, Ánimas de Axixic. Este hombre, orgullosamente ajijiguense y de raíces indígenas, acepta de buena gana a los migrantes; "trajeron una galería con pintura y escultura hace muchos años, luego formaron un grupo de jazz...", nos cuenta de los orígenes de lo que ahora es un pueblito mexicano con sofisticación artística y culinaria, el mayor destino de retirados extranjeros en todo México.

Pero quizá lo más interesante vino cuando le preguntamos por Santos Rico. Nos habló de un hombre leyenda en la zona, también de una presencia fantasmal. Su libro, que leí por la noche, es la tradición oral que sigue manteniendo vivas las ánimas. Se trata de un viejecillo vivaz que se aparece por los parajes serranos a los caminantes. Con diálogos y expresiones que me recordaron a Rulfo, el tal Santos Rico consigue que los viajeros le lleven a cuestas, con la promesa de que les dirá dónde esconde su oro, una fortuna que generosamente heredará en vida como pago por el favor de "cancharlo". Como en muchas historias mitológicas, la búsqueda del oro mueve al ser humano.

Ignoro cuántos migrantes gringos y canadienses sepan la historia detrás de un lugar mágico que vende sopes de plátano mientras escuchas jazz de alto nivel, lo que sí creo es que ellos ya han encontrado el tesoro. Ajijic es ejemplo de cooperación étnica y migración exitosa.

Dicen que el tal Santos Rico sigue apareciéndose por ahí...


Los expulsados

Miedo. Mucho miedo. Miedo mexicano en suelo norteamericano. Miedo que se hace pánico detrás de las puertas y las ventanas de las casas, por un súbito toque en la puerta, por si la migra, por si la policía, por si la denuncia, por la simple detención en el tránsito, por el color bronce de la piel, por el spanglish que delata, por los papeles que no existen, por la clandestinidad de vivir bajo el acecho, por si me atrapan, por si te atrapan, por si ya no nos volvemos a ver, por si tengo que vivir en México, ese país que es mi país pero que ya no entiendo, porque si me sacan de aquí no me llevaré nada, lo perderé everything, me sacarán como vine, sin nada, llegaré de vuelta a mi tierra, con los otros míos, como me fui, sin nada, miedo de no ser de allá, miedo de no ser de acá, miedo de no ser.

Mal la están pasando muchos migrantes ilegales mexicanos en Estados Unidos ahora que la persecución ha arreciado. Al apoyo consular (que está resultando insuficiente) hay que sumarle el apoyo psicológico y emocional que muchos necesitan en esta ruptura de la realidad que ha significado el comienzo de la era Trump.

Una de las voces que más aprecio es la doctora Norma Iglesias, profesora del Departamento de Estudios Chicanos de la Universidad Estatal de San Diego. Me dice que la angustia que viven algunos es enorme, que hay ataques de pánico, pero que no todo ha sido negativo. Del miedo se está pasando a otro nivel, trabajar para prevenir en caso de lo peor. La sociedad civil se está organizando de forma inédita. Se están articulando redes de apoyo en caso de contingencia, una que tiene rostro: deportación. La gente está haciendo planes de acción como en casos de desastres naturales. Toda la lógica de vida de alguien, todo lo que le ha funcionado años e incluso por generaciones, se puede cortar repentinamente.

Es cierto que los migrantes ilegales quebrantaron la ley de EU. También es cierto que hay una responsabilidad y hasta complicidad de ese país. La lógica de la migración responde a un mercado laboral que ha convenido a las dos naciones. Lo que se vive ahora me recuerda el magnífico cuento La raya del olvido, de Carlos Fuentes, donde un hombre abandonado sobre la raya que divide (la frontera entre México y EU) tiene un diálogo interior: "Oye Pancho, quiero que trabajes para mí. Ven aquí. Te necesito. Oye Pancho, ya no te necesito. Lárgate. Acabo de denunciarte a la Migra. Yo nunca te contraté. Cuando te necesito te contrato Pancho, cuando me sobras te denuncio Pancho. Te golpeo. Te cazo como conejo. Te embarro de pintura para que todos lo sepan: eres ilegal".

Por Norma Iglesias llegué al trabajo de la socióloga Saskia Sassen. En Expulsions, Brutality and Complexity in the Global Economy, habla de la expulsión como un daño colateral del sistema económico que no funciona. La economía donde se genera riqueza incluyendo y expulsando, donde se deshumaniza y las personas son un desecho más. Te doy una hipoteca (inclusión), te embargo la casa (foreclosure, expulsión) y gano dinero. Los centros de detención de migrantes concesionados a privados ganan dinero entre más ilegales capturen. Los corporativos que compran tierras (expulsan) y desplazan comunidades. El tráfico de humanos, de órganos, la deforestación, la obsolescencia planeada. La expulsión es un negocio rentable.

Estos son mis hijos, vecino. Just in case. Aquí estudian. Esta es copia de nuestro passport, aquí las actas de nacimiento. Le doy la lista de teléfonos de mis familiares en México. Mi mamá tiene los números de cuenta. Si no la encuentra le deja recado. Ella le llama p'atrás. Tiene firma en el banco por si hay que sacar los dólares. A mis hijos, ellos son gringos, que no se los lleven, ¿usted los va a cuidar, verdad comadre? El patrón de mi marido es Mister Holster, dijo que nos iba ayudar, es el owner del Joy restaurant, en la Quinta y Stanton.

Los migrantes mexicanos son parte de un ciclo: incluidos, excluidos, expulsados. Del mismo cuento de Fuentes, un pasaje apocalíptico: "... cruzarán la raya sin que nadie los moleste. Todos se harán de la vista gorda. Pero cuando estén de sobra, los rechazarán. Los golpearán. Los matarán en las calles y a la luz del día. Los expulsarán. El mundo no cambiará".

Si te expulsaran, ¿a quién le encargarías tu vida?