El domingo pasado, en este espacio, argumenté de nuestra
incapacidad para ver los eventos por suceder, especialmente los accidentes.
Recogí, con gratitud, comentarios positivos de lectores que comparten el
interés por mejorar el país. Una animosa lectora, que ve con preocupación las
fallas en los protocolos de seguridad de los laboratorios médicos, me propone
iniciar una cruzada para sensibilizarnos en el tema. Ya somos dos, bienvenidos
los demás.
Prevenir implica prever (ver antes de). Y para ver
antes de que sucedan las cosas, hay que ser observador de señales y patrones
que, aunque actos aparentemente intrascendentes o aislados, forman una
tendencia. Predecir la respuesta de un joven o de un adulto ante un
ordenamiento de ley, tiene sus orígenes en la forma de cómo se relacionó de
niño con la ley.
Cuento una anécdota embarazosa. Cierta mañana, en San
Diego, California, llevaba a mis hijos a la escuela. Frente a ésta, un operativo
vial conducido por niños de primaria, investidos no sólo por chalecos
brillantes, guantes, silbatos y señales de “Stop”, también por la fuerza de la
ley. Una chiquilla de unos 9 años me marcó el alto. Me detuve para que los niños
cruzaran la calle. Como estaba a 3 metros del cruce, solté ligeramente el freno
y mi auto avanzó acaso media vuelta de rueda. No lo hubiera hecho. La
“niña-oficial” sonó su silbato como árbitro de fútbol que marca una falta y
además busca la tarjeta roja en el bolsillo. Anotó mis placas. Todas las
miradas de los presentes me señalaban como infractor de un “alto TOTAL”. Luego
me llegó un correo de la directora y ofrecí la disculpa debida.
El hecho me pareció extraordinario por el potencial
que tiene como enseñanza cívica. Los niños que se convierten en ley y ven que
la señal de “Alto” no es negociable, tenderán a comportarse con respeto cuando
manejen. Hagamos ahora la predicción en México. Los niños que son llevados a la
escuela observan todas las traperías posibles de sus padres. Vueltas en segunda
fila, pasarse el alto, dar mordida. No es difícil ver que creamos ciudadanos
que desprecian la ley.
Predecir el futuro tiene mucho de histórico. Los
buenos observadores políticos y economistas basan sus predicciones en sucesos
del pasado, alertan a los gobernantes novatos sobre los peligros de recorrer
ciertas rutas, ellos “ya vieron”.
Una joven israelí es capaz de predecir el futuro; la
Dra. Kira Radinsky creó un modelo predictivo incorporando información y
conocimiento almacenado en internet para alimentar un programa de inteligencia
artificial, una enorme base de datos con enciclopedias, noticias, eventos de
siglos atrás hasta la fecha, soportado por un motor estadístico que responde a
la pregunta ¿qué es lo más posible que sucederá (dados los eventos anteriores)?
Encuentra patrones y liga actos aparentemente aislados para correlacionarlos y
llegar a certezas: “en 84% de los casos, luego de un año y medio de sequía, hay
tormentas, luego de éstas hay 84% de posibilidades que haya cólera”
Ver una inundación como potencial de cólera no es asombroso,
el logro es relacionar al cólera con la sequía, y estar en mejores condiciones
de prevenir.
Issac Asimov no vivió para conocer a Kira, pero a
través de la saga de ficción de La Fundación predijo el trabajo de la israelí, combinando
hechos del pasado, sociología y estadística matemática, en un modelo capaz de predecir
el comportamiento de la población del Imperio Galáctico. La invención es
llamada “Psicohistoria” y es Hari Seldon quien la presenta en Trántor durante
una convención de matemáticos. Predice la caída de un gobierno corrupto.
De la ciencia ficción a la realidad, el pasado nos
alecciona. Cada día hay incontables actos asilados que aparentemente no tienen
efecto mayor en el comportamiento de la sociedad mexicana. Necesitamos ver las
señales, la reacción en cadena. Un país que no puede arreglar su comportamiento
vial, no puede arreglar su comportamiento. Kira Radinsky ve la posibilidad del
cólera luego de una sequía. Yo, cada vez que veo un auto estacionado en lugar
prohibido, que además queda impune, veo el desprecio por el estado de derecho
(y de ahí a un defraudador o un narco en potencia).
¿Predecimos el futuro de México?